En nuestro país el fraude es una practica habitual formando parte de un acto cotidiano aunque cada vez mas controlada por las compañías aseguradoras y las mutuas.
Quien no ha escuchado alguna vez contar alguna supuesta hazaña de como estafó a la compañía de seguros, consiguiendo que fueran reparados los daños de su automóvil o los de su hogar utilizando el engaño.
Los detectives privados ahorran a las compañías importantes sumas de dinero en la lucha contra el fraude.
Cada vez son más quienes en el intento de llevar a cabo una estafa son descubiertos por detectives que se dedican a la investigación de este tipo de hechos,
Robos en viviendas, siniestros de automóvil, bajas fingidas, y un largo etcétera, constituyen este tipo de fraudes que hacen que el precio del seguro se vea incrementado a los demás usuarios para cubrir las pérdidas que estos individuos ocasionan.
La imaginación es uno de sus mejores aliados y así el detective descubre a estafadores en multitud de ocasiones, como personas que dicen padecer una enfermedad, realizan su vida diaria normalmente sin estar aquejados de patología alguna.
Estos individuos con el único ánimo de su propio lucro, parece no importarles nada, hasta que llega la hora de asumir las consecuencias al ser descubiertos.
Otros aprovechándose de la fatalidad de haber sufrido un pequeño accidente, se dirigen al centro clínico tratando de aparentar cualquier dolencia difícil de detectar por los facultativos correspondientes.
Cada día haciendo de su imaginación su fuente de ingresos, acuden a las revisiones cabizbajos y como si en vez de mejorar, su situación hubiera empeorado.
El detective privado que ha sido contratado para verificar su posible dolencia o enfermedad, acaba recogiendo la oportuna prueba que verifica que el comportamiento y las actitudes físicas de individuo en cuestión, no presentan síntoma alguno de la enfermedad o lesión que dice padecer.
Incomprensiblemente la imaginación de quienes pretenden en su afán de lucro obtener beneficios es múltiple y variada, desarrollando para ello el papel de víctima e inventado lo necesario con el fin de lograr su propósito.
Llegan a aprovecharse de su propio infortunio, así en robos de vivienda, el individuo que ha sido víctima del de delito y poseedor de un seguro, incrementa sustancialmente el número de objetos sustraídos para tratar de cobrar de la compañía de seguros una cantidad de dinero que no se corresponde ni mucho menos, con lo sustraído.
Algunos de éstos llegan a ser verdaderos profesionales de la estafa, aunque su carrera mas bien corta que larga, termina cuando acaban siendo descubiertos.
Estos individuos muchas veces incluso llegan a jactarse de lo que ellos consideran sus proezas, y en un atisbo de protagonismo llegan a contarlas públicamente creyéndose totalmente impunes.
Flaco favor hacen a la sociedad que lejos de ver reducida su cuota en el seguro contratado ven como año a año es incrementada en un tanto por ciento por actos de esta índole.